Simeone, un buen ejemplo de liderazgo para el mundo empresarial
- Nuria Moreno
- 11 may 2014
- 1 Min. de lectura

La comunicación no verbal de Simeone nos dice que estamos ante un líder nato, tanto por su gran fuerza de voluntad y capacidad de sacrificio que hacen que no se detenga en la consecución de sus objetivos como por la excelente gestión humana que hace de su equipo y afición.
Su estatua es fuerte y sólida. La fuerza en las piernas y su posición recta y bien anclada al suelo indican una predisposición a la acción y transmiten seguridad, confianza y autoridad. Sin embargo, llama aún más la atención el tronco que las piernas y además su comunicación es afectiva y persuasiva, lo que nos indica que se trata de una persona orientada a las personas, que no se va a saltar el componente humano en función de sus objetivos, sino todo lo contrario, que va a lograr alcanzar la meta gracias al desarrollo del potencial de sus jugadores. Es precisamente gracias a esto, al cuidado que pone en las relaciones, que la respuesta que consigue de su equipo sea la mejor y les lleve al éxito.
Simeone se ha convertido en una máquina motivacional. En una parte de la balanza pone el foco, el esfuerzo, el trabajo continuado, también valores muy arraigados en él como el respeto y la humildad; en la otra, la motivación, la confianza y la cohesión. Tiene plena fe en su equipo: les fomenta, les protege, les elogia y les defiende a ultranza en todo momento, y esto hace que ellos den lo mejor de sí mismos.
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